Veamos qué es el lenguaje, tal y como se estudia en la asignatura de Lengua castellana o Español (dependiendo de en qué país este el colegio).
lenguaje
Si buscamos lenguaje en el diccionario de la RAE veremos que habla de una capacidad humana que permite a las personas comunicarse a través de sonidos y signos.
Para mi gusto es muy antropocéntrica esta definición de lenguaje y lo fía todo a la comunicación humana. Cuando sabemos que también existe el lenguaje animal puesto que los animales también se comunican.
Además, no todo es comunicación verbal por medio de un lenguaje articulado y gramaticalmente consolidado. Hay muchas otras formas de lenguaje entre los seres vivos basadas, por ejemplo, en los colores, en los olores, en los campos magnéticos, en la vibración, en el movimiento, en la luz, etcétera.
Por su puesto que el ser humano maneja de sobra la comunicación no verbal. Solo basta ver una mala cara por la mañana para saber que esa persona no está de buen humor.
Hace bien la RAE en centrar el significado de lenguaje en la comunicación. Eso es lo importante, el proceso que se produce entre un emisor, que envía un mensaje, y un receptor, que recibe dicha información.
En el camino (o canal) pueden suceder muchas cosas, que haya interferencias o ruido, por ejemplo, y que dificulten la comunicación. Y entre medias de emisor y receptor tiene que haber un camino en común, un código que les conecte y que les permita entenderse. Pues esto mismo es el lenguaje.
niveles del lenguaje
Podemos diferenciar seis niveles del lenguaje. Esto quiere decir que el estudio de un idioma tiene todos estos apartados.
El nivel de base es el fónico (los sonidos), que se transcribe a un nivel fonológico en forma de fonemas. El fonema es el sonido vocálico o consonántico al que luego la ortografía le asignará unas reglas de escritura.
Sin querer, ya nos hemos metido en el territorio de la morfología. El análisis morfológico se centra en el estudio de las palabras, en su composición por medio de lexemas y morfemas.
De sintaxis hablamos harto acá. Este es otro nivel de estudio del lenguaje que conduce irremediablemente al análisis sintáctico, te guste o no. Aún faltan tres niveles más. Uno es el nivel léxico y aquí la lexicología se ocupa del estudio del vocabulario y está muy pendiente de la formación de nuevas palabras.
Luego está el nivel semántico donde la semántica se centra en el significado de las palabras. Se interesa también por las relaciones semánticas que surgen entre palabras.
El último nivel es el pragmático. Este, en realidad, es la suma de todos estos elementos que convergen en un texto que es analizado desde fuera, es decir, desde el punto de vista del lector y en relación con el contexto del autor.
Eso sí, la manera de evaluar estos niveles en la asignatura de Lengua es diferente. Seguro que el estudio de la literatura compite por horas lectivas contra la fusión del análisis morfosintáctico. La morfología y la sintaxis van de la mano porque el primero son los cimientos del segundo.
Es cierto que se pasa mucho de la fonética a no ser que seas estudiante de español como lengua extranjera o estés haciendo un tratado sobre todos los giros y dialécticos de la lengua española en el mundo.
Por falta de tiempo y no por dejadez, se suele dejar para el final de curso y bien llegados a bachillerato el estudio léxico y semántico. Y ni oír hablar del nivel pragmático hasta que llega la hora de hacer un comentario de texto en el examen de selectividad.
Aunque estos niveles son independientes entre sí, tratan de influirse los unos a los otros.
Por ejemplo, el nivel fónico puede repercutir en el morfológico ya que algunos sonidos nos llevan a la variación de palabras. Un caso interesante es el del artículo femenino 'la' que se cambia por 'el' delante de palabras femeninas que empiezan por la vocal abierta 'a' (el agua, las aguas). Se trata de un mecanismo fonético que evita que nos ahoguemos al tener que pronunciar dos sonidos abiertos seguidos. Dime si no es incómodo pronunciar
Este fenómeno que trata de saltarse a toda costa la cacofonía hasta el punto de meterse en la cocina de la morfología también se da en otros idiomas. En inglés lo vemos gráficamente en 'an', la versión del artículo 'a' que se usa delante de sonidos vocálicos.
Y qué decir del francés, con veintitantos sonidos vocálicos cuando en español nos basta con cinco vocales y 22 consonantes. Fantasía fonética de idioma hasta el punto que se parece a sacarse el carné de conducir, la teoría gramatical no tiene nada que ver con la práctica, con hablarlo.
metalenguaje
Cuestión fascinante lo de aprender idiomas y cómo funciona nuestro cerebro. Aunque esta sería una aproximación de estudio diferente del lenguaje, el metalenguaje.
Probablemente una persona experta en metalingüística (un saludo para Noam Chomsky si nos estás viendo) me demande por las cosas que pondré a continuación. Es cosecha propia, raquítica y con un par de nociones sobre esta cuestión que para mí es más sagrada que el pan.
Mi primera aproximación es morfológica, como era de esperar. El prefijo meta lo heredamos del griego y en este caso se refiere a todo lo externo, al entorno del lenguaje. Este entorno es la sociedad, la cultura pero sobre todo los hablantes que usan el lenguaje como herramienta para comunicarse.
El proceso de aprendizaje de un idioma empieza desde la más tierna infancia. Nada más llegar al mundo, estamos rodeados de estímulos y uno de ellos serán los sonidos. Así, fijamos los fonemas muy pronto, no tengo hijos pero tengo entendido que a los dos años más o menos ya tenemos grabados los sonidos de las letras de nuestro idioma nativo.
Una curiosidad que llama mi atención es el conjunto silábico /ma. Que vemos repetido en la palabra 'mamá'. Pues es curioso como este fonema se repite en distintas culturas y como la palabra madre se parece tanto en diferentes idiomas y no solo entre los que pertenecemos a la familia del latín.
Volviendo a la fonética, hay un hecho claro. Aprender a hablar idiomas se va haciendo cada vez más difícil a medida que vamos envejeciendo. Encima hay otro factor a tener en cuenta en lo que se refiere al aprendizaje de lenguas extranjeras.
Para esta tarea, nuestro cerebro tiene dos departamentos. Uno se ocupa del lenguaje escrito, es al que más trabajo le damos en nuestra etapa de estudiantes. Pero luego hay otro departamento cerebral en el que apenas hay trabajo; se pasan el día de brazos cruzados a no ser que lleguemos con una canción en inglés que queramos entender y traducir a toda costa. Entonces sí que se ponen las pilas.
Esto quiere decir, que hay un área o una conexiones o llámalo como quieras, pero hay algo ahí que se ocupa del lenguaje oral. Por eso, aprender a hablar un idioma es algo completamente distinto a pilotar su gramática por escrito. Por eso, muchos salimos del instituto escribiendo la lengua de Shakespeare pero sin saber decir dos frases seguidas en inglés.
Llegados a este punto, hay gente que opta por la inmersión lingüística. Ojo que optan los que tienen dinero para financiarse el bilingüismo, los campamentos de inglés y pueden irse de veraneo a Oxford. Para las personas migrantes esta inmersión es directamente forzosa y se estrellan contra un idioma y una cultura distintas y extrañas a la tierra en la que pastaron toda tu vida.
Empatía, que falta hace y mucha. Ahora vamos a darnos una vuelta sobre los tipos de lenguaje, que nos ha dado por tener una variedad bastante grande. No servía con uno, no.
lenguaje no verbal
Soy el fan número uno de los verbos, sin ellos estaríamos todavía a gruñidos como en la época de la cavernas. Pero el lenguaje no verbal no es solo hablar a base de gestos cariacontecidos.
De hecho, hay una rama rama de la lingüística denominada semiótica que se centra en el centrada en los signos. Además de en palabras y fonemas, el lenguaje se puede articular a través de símbolos y todo tipo de representaciones gráficas que no son precisamente letras.
Las señales de tráfico y los emoticonos serían un buen ejemplo de lenguaje no verbal. Para que veas que el lenguaje se adapta a los nuevos tiempos.
lenguaje connotativo
No dejamos muy lado el mundo simbólico porque vamos a adentrarnos en el lenguaje connotativo. Resulta que las palabras no solo significan lo que significan.
Esto mismo sería el lenguaje denotativo, que responde a la realidad con una definición objetiva. Sin más aspavientos, como hace un diccionario en cada una de sus entradas que recogen los significados de una palabra.
Por ejemplo, si buscas 'corazón', la respuesta que te va a dar el lenguaje referencial no va a moverse mucho de la biología. Te dirá algo así como que el corazón es un órgano de naturaleza muscular bla, bla, bla.
Muy aburrido. Por eso tenemos el connotativo o lenguaje figurado. En todo lo que decimos hay un subtexto, una información que no decimos abiertamente pero que nuestra manera de expresarnos verbal y no verbalmente nos delata.
Eso es por culpa de la connotación. Un fenómeno que añade un significado extra de acuerdo al contexto de uso. Por ejemplo, si alguien dice que va a hacer de tripas corazón, en ningún momento se nos pasa por la cabeza llamar a la ambulancia porque le está dando un ataque al corazón ni nada por el estilo.
¿Te fijas en el baile de significados entre el lenguaje connotativo y denotativo? Al menos, entretenido es.
lenguaje coloquial
Luego, hay un lenguaje coloquial. Se define en contraposición al formal y está muy infravalorado a pesar de tener más sabor que el azafrán. Por cortesía, definimos primero el lenguaje formal que se usa entre interlocutores que no se conocen de nada. A veces por respeto, otras por exigencias del guión.
Claro está que nunca te vas a encontrar una carta de Hacienda que empiece con un qué pasa bro'. En ningún comunicado de tipo oficial veras una sola traza de lenguaje informal.
Aparte de la confrontación entre lenguaje formal e informal, hay otra polémica más. Como en todo, siempre hay competencia por ven quién utiliza mejor el lenguaje.
No obstante, el lenguaje culto es hasta exigible a toda persona, ya no de cara al público, pero sí con una responsabilidad pública en esta sociedad. Pienso en profesores, doctores, pero sobre todo en periodistas, políticos y cualquier persona que pronuncie un discurso público.
No confundir lo de culto con de uso de cultismos, como cuando se pone de moda el 'carpe diem' o empiezas a oír palabras como 'demagogia' o 'populismo' pero nadie sabe lo que quiera decir. A mí ahora me mata la expresión 'tengo valores y principios', cuando la escucho me dan ganas de pedir una lista de tres valores y tres principios, por favor.
Pero en fin, este lenguaje no es culto porque se haya cultivado en barrica de roble. Se basa en un respeto escrupuloso por la ortografía y la gramática; un uso aséptico del idioma como la limpieza en los quirófanos.
A pesar de todo, se habla con desdén del lenguaje vulgar. Más aún del lenguaje carcelario cuando, en tanto que lenguaje cumple su función. Que no es otra que entenderse.
lenguaje inclusivo
Antes de ponerte a despellejar el lenguaje inclusivo, déjame hacer un par de apreciaciones. La primera es que el lenguaje está vivo, quieran o no los conservadores, evoluciona cada día porque es un instrumento. Como el barro en manos del alfarero, los hablantes modifican el idioma.
Por tanto, como herramienta que es, está a nuestro servicio y no al revés. Lo siento mucho por los señorucos de la RAE pero la lengua es más horizontal de lo que ellos quisieran al tratar de controlarla verticalmente y desde arriba. Como lea esto un académico me monta un pollo.
Pero no todo es un cuento de color de rosa con el lenguaje. Cualquier herramienta tiene una doble cara, póngase el martillo que sirve tanto para construir como para destruir. Pues el lenguaje sirve tanto como instrumento de dominación como de emancipación. Por eso hay una guerra cultural por dominar el lenguaje y el arrebato fascista de borrar palabras del diccionario y controlar las palabras que no se deben usar.
De ahí también esta batalla absurda contra el lenguaje incluyente. Hay una realidad palpable. Vivimos en una sociedad patriarcal que articula dos géneros, el masculino y el femenino, a los que les asigna roles sociales bien distintos.
Fundamentalmente estos roles de género son un conjunto de patrones de conducta, usos sociales y condiciones de vida pero, sobre todo, esconden cargas de trabajo. El sistema capitalista, que se asienta en esta sociedad patriarcal, no funcionaría sin las cargas de trabajo que aplastan a las mujeres. Esto por no hablar de otros tipos de explotación y esclavitud del cuerpo femenino. Para colmo, este trabajo feminizado está completamente invisibilizado, no se remunera y se llega a imponer de manera forzosa o hasta violentamente.
Pues bien, el lenguaje inclusivo es un grito contra toda esta desigualdad. A mi juicio, el único argumento en su contra que se sostiene es el de la economía del lenguaje, menos es más según este punto de vista. Pero hay veces que la situación hace necesario un esfuerzo extra, como en este caso, al darle visibilidad a una mitad de la población que sistemáticamente es sometida por la otra mitad.
Es cierto que si digo 'científicos' todo el mundo va a saber a lo que me refiero en sentido denotativo. Pero no es menos cierto que si digo 'un grupo de científicos' no todas las personas van a visualizar en su mente un grupo compuestos por hombres y mujeres; es probable que solo imaginemos hombres que son científicos. Con su bata blanca, las gafas de culo de vaso y todo, pero hombres, solo machos de la especie humana.
Las científicas existen, al igual que el resto de hembras de nuestra especie. No pasa nada por citarlas en el discurso. Vale que es alguna que otra palabra más pero, mientras no haya igualdad entre hombres y mujeres, son palabras totalmente imprescindibles y el lenguaje igualitario se hace más que necesario.
Además, poco saben de inclusión los que critican el decir 'hombres y mujeres'. Este lenguaje es mucho más rico que todo esto. Como comprobarás en esta guía de lenguaje inclusivo, no es necesario duplicar sustantivos, puedes optar directamente por uno femenino. Por ejemplo, 'la persona' o 'la humanidad' en lugar de 'el hombre' o 'el ser humano'.
La palabra 'persona' es una de mis palabras preferidas. Con ella, me ahorro un montón de discusiones políticas. Si antes de un calificativo (sordo, ciego, cojo) usamos la palabra 'persona' y buscamos un complemento especificativo, todo suena infinitamente mejor. Llegas a empalizar con cualquier ser vivo.
Es mucho más inclusivo decir 'persona con discapacidad auditiva', 'persona con discapacidad visual' o 'persona con movilidad reducida'. Así se pone el foco en el nombre que nos une en lugar de señalar con el dedo las características que nos separan.
Por eso el lenguaje se intenta controlar desde todas las esferas de poder (económico, político, intelectual). Incluidos por supuesto los medios de comunicación que moldean la opinión pública y los medios de producción cultural que dictan desde qué comemos hasta cómo nos vestimos.
En fin, la manipulación del lenguaje es su lado más oscuro. Va desde la propaganda política (la guerra es la paz) hasta la publicidad comercial (consume o muere); pasando el sábado con las pelis de Disney (así se vive) y las noches con las series de Netflix (así se es).